Nada que ratifique la desaparición física de alguien
íntimamente próximo, amado, cotidiano en nuestras vidas, es aceptable, ni siquiera las
palabras que testifican el hecho ácido, amargo, extraño .
Esto lo constato a la hora de tener que escribir determinados términos para cerrar el protocolo de enterrar a mi compañero: ahora toca grabar el mármol de la l..., sellar el columbario, elegir el modelo.
Esto lo constato a la hora de tener que escribir determinados términos para cerrar el protocolo de enterrar a mi compañero: ahora toca grabar el mármol de la l..., sellar el columbario, elegir el modelo.
Por más que su hijo y
yo hemos elegido el más bello de sus versos al pie de su nombre y fechas de vida, haciendo más poético el
ritual, más sublimado, yo no puedo plasmar sobre papel, ni siquiera sobre la pantalla
electrónica, el término preciso y concreto - la l...- para referirme al soporte físico sobre el que se han grabado estas mágicas palabras de uno de los versos del final de su libro Labirinto de Inverno
:
Saímos da batalla polo camino que sobe ata o horizonte …
No cabía más en el mínimo cenicero del cementerio de Boisaca, en Santiago, pero el poema continúa y
termina así:
… e
baixa do outro lado e segue ata as vereas que nos levan ó mar
e a vida dunha luz merecida e dun acougo loitado duramente
na viaxe do Inverno na Memoria. Soubemos das Artes do
Paxaro e resistimos.Sabemos que non é invencible.*
Quiero creer que Fermín ha llegado ya a su mar, más allá de la
ría de Arousa, de la isla de Ons, al océano abierto, más allá del horizonte…
“... a la vida de una luz
merecida y de un descanso luchado duramente…”
La voluntad, la fe y
el valor hacen milagros. Al menos eso creía él y quiero yo soñar.
Fermín cerró su duro Invierno de la Memoria el día en que acabó de escribir el libro, y ni antes de escribirlo, ni después fue una persona pesimista, ni triste: le acompañó siempre una alegría interior profunda y un sentido del humor invencible.
* Salimos de la batalla por el camino que sube hasta el horizonte y
baja del otro lado y sigue hasta las veredas que nos llevan al mar
y a la vida de una luz merecida y de un descanso luchado duramente
en el viaje del Invierno de la Memoria. Supimos de las artes del
Pájaro y resistimos. Sabemos que no es invencible.
Fermín cerró su duro Invierno de la Memoria el día en que acabó de escribir el libro, y ni antes de escribirlo, ni después fue una persona pesimista, ni triste: le acompañó siempre una alegría interior profunda y un sentido del humor invencible.
* Salimos de la batalla por el camino que sube hasta el horizonte y
baja del otro lado y sigue hasta las veredas que nos llevan al mar
y a la vida de una luz merecida y de un descanso luchado duramente
en el viaje del Invierno de la Memoria. Supimos de las artes del
Pájaro y resistimos. Sabemos que no es invencible.
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