No me refiero a la otra vida del más allá, estoy hablando de
esa otra parte terrenal situada en nuestro pasado personal. A ver si me
aclaro: hay un momento en la vida de cada quien en el que todo el tiempo
transcurrido, así como los acontecimientos sucedidos desde nuestra
niñez hasta ese punto nos parecen extraños a nosotros, nos distanciamos de tal manera que hasta nuestros seres más
queridos se nos hacen ajenos a nuestra actualidad, como si al desaparecer físicamente todos ellos
y su convivencia con nosotros, pasáramos a iniciar una segunda vida.
Hoy es uno de esos días en que esa sensación salta en mi
cabeza, al ver al equipo nacional de fútbol femenino jugar la final del campeonato
mundial contra Inglaterra, radiado y televisado a bombo y platillo con un
entusiasmo insólito, mejor dicho inédito en aquella otra vida, que más que
vivida por nosotros parece algo sucedido en el tiempo de nuestros remotos
antepasados. Era entonces, cuando ver a
las chicas de espectadoras en los campos
de fútbol era tan inhabitual que hasta la cultura musical de la canción ligera llegaría a
parodiar tal atávica costumbre con aquella canción que decía:
“Por qué, por qué, los domingos por el fútbol me abandona y
me dejas en la casa siempre sola, porqué, porqué…”
¿Díganme hoy si tal canción no pertenece a aquella otra vida nuestra?: ¡en estos momentos nuestras chicas ganan a las inglesas por un gol!
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